Pasamos tardes disfrutando de un rico te acompañado de charlas.
Aquí te contamos un poco de historia, sus virtudes, como prepararlo y algunos trucos.
Leyendas e Historia
Cuenta una leyenda china, que fue en 2737 a.c. cuando el emperador Shen-Nong, dios que tenía cuerpo de hombre y cabeza de buey, degustó por primera vez el té. Se interesaba por la medicina, escribiendo recetas y prescribiendo a sus súbditos, entre otras cosas, que hirvieran el agua antes de beberla. Así es como descubrió el té, ya que llegó un día en que descansaba bajo la sombra de un arbusto, mientras hervía agua para beber. Sin darse cuenta, cayeron unas hojitas del arbusto en el agua que hervía. Cuando Sheng-Nong se dispuso a calmar su sed, encontró que el agua tenía un color amarillento, y que de ella se desprendía un agradable aroma. ¡Jamás había probado néctar semejante! En lo sucesivo aquel arbusto se llamaría té. China es el origen del té más antiguo que conocemos.
Otra leyenda, de origen japonés, nos introduce a Dharma, un príncipe indio, a quien los dioses habían concedido una belleza irresistible para las princesas, una comprensión de los textos sagrados que maravillaba a los monjes más ancianos y una concentración que podía mantenerlo despierto durante horas. Dharma desde joven se dispuso a las enseñanzas budistas, rehusó a su título y se puso en camino hacia China y Japón. Un día, agotado por el largo viaje, el sueño lo sorprendió a la orilla del camino.
Al despertar, desesperó al darse cuenta de su debilidad, y, bramante de rabia, se arrancó los párpados y los enterró. Más tarde, el príncipe encontró en aquel mismo lugar, que un arbusto había crecido. Probó sus hojas y descubrió que poseían la propiedad de mantener la mente despierta. Ese arbusto era el té. Desde aquel día, hay un jardín con estos arbolillos en todos los templos budistas. Esta leyenda es mucho más reciente, ya que se supone que ocurrió en el año 519 de nuestra era. Hoy sabemos que el té recién se conoció en Japón en el siglo VII, primero consumido por los budistas como bebida medicinal. Fue recién a partir del siglo XII cuando el te se convirtió en verdadera costumbre, gracias al monje budista, Eisai Myoan, que trajo nuevas semillas de China.
En Occidente el te fue conocido mucho tiempo después. Fue la Dutch East Company, la compañía holandesa que tuvo el honor de transportar el té por primera vez en 1606.
El te llegó a Francia durante el siglo XVII, teniendo a Luis XIV y a la famosa Madame de Sévigné entre sus principales consumidores. Se trató de cultivar el té en Paris sin éxito, ya que el clima no era propicio.
La producción
Todo el te que tomamos proviene de una misma planta llamada Camellia sinensis, que consta de dos variedades principales:
la de China y la de Assam en India. El té es un arbusto de hojas perennes que puede alcanzar de 10 a 15 metros, y a veces hasta 18 metros. Las hojas de te son dentadas, de forma elíptica. Los brotes jóvenes y las yemas están cubiertas de una ligera pelusa blanca, que explica el origen de la denominación pekoe dada a las yemas: pak-ho significa pelo en cantonés.
El té crece en una zona muy extensa de latitud, delimitada al norte por el paralelo 42º y al sur por el paralelo 29º. EL te necesita un clima cálido con humedad constante y abundante, siendo lo ideal una media de 5 horas de sol por día, regularmente repartido en el año; y lluvias frecuentes, preferentemente por la noche (alrededor de 200 mm al mes). El té no soporta los climas nublados ni los calores fuertes.
Los países productores más importantes son la India, China y Sri Lanka.
Tes de Ceilán: Sus plantaciones son de pequeñas dimensiones, ya que cada propietario no puede disponer de una superficie que supere las 20 hectáreas. Las principales regiones son Uva en el este, Dimbula y Dickoya en el oeste, y Nuwaraeliya en el medio. Los tes de Ceilán son excelentes en todos los grados y pueden consumirse a cualquier hora del día. Son el 50 % de los tes consumidos en Francia.
Tes de India: India es el mayor productor de té en la actualidad. Las regiones del sur son Nilgiri y Travancore y sus tes se utilizan mayormente para los blends, ya que tienen bello aspecto y su precio es más accesible.
Las regiones del norte son Dooars y Terán ,usados en blends, y Darjeeling y Assam. Darjeeling es considerado “el Gran Señor del té”. Hoy existen 61 plantaciones, y los tes se venden con el nombre de Darjeeling solamente, o con el nombre de su plantación, por ejemplo, Darjeeling Ambootia. Assam es una de las regiones más fértiles del país y produce mas de la mitad de los tes de la India. Sus tes son de gran calidad, con cuerpo, firmeza, fuerza y astringencia. Son los que mejor se avienen con una gota de leche fría y están, por esto, en la base de todas las mezclas de inspiración británica.
Tes de China: Se encuentran muy pocas diferencias de calidad entre cada cosecha, y esta garantía de calidad hace que sus tes sean los únicos en el mundo que se puedan comprar sin muestra. La producción china es casi 80 % de té verde, y sirve para satisfacer el consumo interno sobretodo, exportando una menor parte; en cambio toda la producción de té negro es para exportación inmediata. Las provincias que producen té verde son An-huei, Chao-Kiang (conocida por sus producciones de Gunpowder) y Kuang-si.
Los tes negros, como el de Yunnan, son apodados “el moka del Té”. Es un té pleno, nítido y sin astringencia; pero sobretodo, tiene una densidad que deja durante mas tiempo el gusto en la boca. Es el único té de China que puede tomarse con leche. Otros tes de china son: El Keemun, Chingwoo, Szechwan, Pingsuey, Panyong, Chine Orange Pekoe. China produce también tes ahumados y el Té de Jazmín, principalmente en la provincia de Fu-Kien.
Las virtudes del Té
Bebida caliente para el invierno y refrescante en verano, el té posee virtudes insospechables gracias a la diversidad de sus componentes.
Los flavonoides (notablemente las catequinas). Dan al té sus propiedades antioxidantes neutralizando los radicales libres que se forman en nuestro organismo. Actúan así contra enfermedades cardiovasculares, cánceres, bacterias, y el envejecimiento prematuro de la piel.
Como preparar el té
Reglas de Oro para preparar el Té:
1- Poner al fuego el agua hasta el punto previo al hervor.
2- Con esta agua calentar la tetera y luego desecharla.
3- Depositar en la tetera o en el filtro, una cucharadita de té por taza.
4- Verter en la tetera el agua.
5- Dejar infusionar de 3 a 5 minutos según el te y el gusto de cada uno.
(las hebras no han de pasar más de cinco minutos en contacto con el agua)
6- ¡Disfrutar…!
Algunos “trucos”… ¿Lo sabían?
No tiren las hojas después de la infusión, ya que pueden utilizarse como abono para las plantas de la casa.
El té macerado aplicado en el pelo refuerza el brillo del cabello.
Para prolongar el bronceado, una base de té negro concentrado se puede aplicar en la cara y el cuello. (Esa preparación no se debe conservar más de 48 horas)
Dejar infusionar un poco de té fuerte en la bañadera refuerza la elasticidad de la piel y provoca una sensación de relajación muy agradable.
Por fin, unas compresas de té caliente o frío aplicadas en los parpados alivian los ojos hinchados.
Cuenta una leyenda china, que fue en 2737 a.c. cuando el emperador Shen-Nong, dios que tenía cuerpo de hombre y cabeza de buey, degustó por primera vez el té. Se interesaba por la medicina, escribiendo recetas y prescribiendo a sus súbditos, entre otras cosas, que hirvieran el agua antes de beberla. Así es como descubrió el té, ya que llegó un día en que descansaba bajo la sombra de un arbusto, mientras hervía agua para beber. Sin darse cuenta, cayeron unas hojitas del arbusto en el agua que hervía. Cuando Sheng-Nong se dispuso a calmar su sed, encontró que el agua tenía un color amarillento, y que de ella se desprendía un agradable aroma. ¡Jamás había probado néctar semejante! En lo sucesivo aquel arbusto se llamaría té. China es el origen del té más antiguo que conocemos.
Otra leyenda, de origen japonés, nos introduce a Dharma, un príncipe indio, a quien los dioses habían concedido una belleza irresistible para las princesas, una comprensión de los textos sagrados que maravillaba a los monjes más ancianos y una concentración que podía mantenerlo despierto durante horas. Dharma desde joven se dispuso a las enseñanzas budistas, rehusó a su título y se puso en camino hacia China y Japón. Un día, agotado por el largo viaje, el sueño lo sorprendió a la orilla del camino.
Al despertar, desesperó al darse cuenta de su debilidad, y, bramante de rabia, se arrancó los párpados y los enterró. Más tarde, el príncipe encontró en aquel mismo lugar, que un arbusto había crecido. Probó sus hojas y descubrió que poseían la propiedad de mantener la mente despierta. Ese arbusto era el té. Desde aquel día, hay un jardín con estos arbolillos en todos los templos budistas. Esta leyenda es mucho más reciente, ya que se supone que ocurrió en el año 519 de nuestra era. Hoy sabemos que el té recién se conoció en Japón en el siglo VII, primero consumido por los budistas como bebida medicinal. Fue recién a partir del siglo XII cuando el te se convirtió en verdadera costumbre, gracias al monje budista, Eisai Myoan, que trajo nuevas semillas de China.
En Occidente el te fue conocido mucho tiempo después. Fue la Dutch East Company, la compañía holandesa que tuvo el honor de transportar el té por primera vez en 1606.
El te llegó a Francia durante el siglo XVII, teniendo a Luis XIV y a la famosa Madame de Sévigné entre sus principales consumidores. Se trató de cultivar el té en Paris sin éxito, ya que el clima no era propicio.
La producción
Todo el te que tomamos proviene de una misma planta llamada Camellia sinensis, que consta de dos variedades principales:
la de China y la de Assam en India. El té es un arbusto de hojas perennes que puede alcanzar de 10 a 15 metros, y a veces hasta 18 metros. Las hojas de te son dentadas, de forma elíptica. Los brotes jóvenes y las yemas están cubiertas de una ligera pelusa blanca, que explica el origen de la denominación pekoe dada a las yemas: pak-ho significa pelo en cantonés.
El té crece en una zona muy extensa de latitud, delimitada al norte por el paralelo 42º y al sur por el paralelo 29º. EL te necesita un clima cálido con humedad constante y abundante, siendo lo ideal una media de 5 horas de sol por día, regularmente repartido en el año; y lluvias frecuentes, preferentemente por la noche (alrededor de 200 mm al mes). El té no soporta los climas nublados ni los calores fuertes.
Los países productores más importantes son la India, China y Sri Lanka.
Tes de Ceilán: Sus plantaciones son de pequeñas dimensiones, ya que cada propietario no puede disponer de una superficie que supere las 20 hectáreas. Las principales regiones son Uva en el este, Dimbula y Dickoya en el oeste, y Nuwaraeliya en el medio. Los tes de Ceilán son excelentes en todos los grados y pueden consumirse a cualquier hora del día. Son el 50 % de los tes consumidos en Francia.
Tes de India: India es el mayor productor de té en la actualidad. Las regiones del sur son Nilgiri y Travancore y sus tes se utilizan mayormente para los blends, ya que tienen bello aspecto y su precio es más accesible.
Las regiones del norte son Dooars y Terán ,usados en blends, y Darjeeling y Assam. Darjeeling es considerado “el Gran Señor del té”. Hoy existen 61 plantaciones, y los tes se venden con el nombre de Darjeeling solamente, o con el nombre de su plantación, por ejemplo, Darjeeling Ambootia. Assam es una de las regiones más fértiles del país y produce mas de la mitad de los tes de la India. Sus tes son de gran calidad, con cuerpo, firmeza, fuerza y astringencia. Son los que mejor se avienen con una gota de leche fría y están, por esto, en la base de todas las mezclas de inspiración británica.
Tes de China: Se encuentran muy pocas diferencias de calidad entre cada cosecha, y esta garantía de calidad hace que sus tes sean los únicos en el mundo que se puedan comprar sin muestra. La producción china es casi 80 % de té verde, y sirve para satisfacer el consumo interno sobretodo, exportando una menor parte; en cambio toda la producción de té negro es para exportación inmediata. Las provincias que producen té verde son An-huei, Chao-Kiang (conocida por sus producciones de Gunpowder) y Kuang-si.
Los tes negros, como el de Yunnan, son apodados “el moka del Té”. Es un té pleno, nítido y sin astringencia; pero sobretodo, tiene una densidad que deja durante mas tiempo el gusto en la boca. Es el único té de China que puede tomarse con leche. Otros tes de china son: El Keemun, Chingwoo, Szechwan, Pingsuey, Panyong, Chine Orange Pekoe. China produce también tes ahumados y el Té de Jazmín, principalmente en la provincia de Fu-Kien.
Las virtudes del Té
Bebida caliente para el invierno y refrescante en verano, el té posee virtudes insospechables gracias a la diversidad de sus componentes.
Los flavonoides (notablemente las catequinas). Dan al té sus propiedades antioxidantes neutralizando los radicales libres que se forman en nuestro organismo. Actúan así contra enfermedades cardiovasculares, cánceres, bacterias, y el envejecimiento prematuro de la piel.
Como preparar el té
Reglas de Oro para preparar el Té:
1- Poner al fuego el agua hasta el punto previo al hervor.
2- Con esta agua calentar la tetera y luego desecharla.
3- Depositar en la tetera o en el filtro, una cucharadita de té por taza.
4- Verter en la tetera el agua.
5- Dejar infusionar de 3 a 5 minutos según el te y el gusto de cada uno.
(las hebras no han de pasar más de cinco minutos en contacto con el agua)
6- ¡Disfrutar…!
Algunos “trucos”… ¿Lo sabían?
No tiren las hojas después de la infusión, ya que pueden utilizarse como abono para las plantas de la casa.
El té macerado aplicado en el pelo refuerza el brillo del cabello.
Para prolongar el bronceado, una base de té negro concentrado se puede aplicar en la cara y el cuello. (Esa preparación no se debe conservar más de 48 horas)
Dejar infusionar un poco de té fuerte en la bañadera refuerza la elasticidad de la piel y provoca una sensación de relajación muy agradable.
Por fin, unas compresas de té caliente o frío aplicadas en los parpados alivian los ojos hinchados.